En primer lugar, tienen un poder de reacción que es envidiable. Todas han debido superar el trance del diagnóstico y sacar fuerzas de flaqueza.
Pensemos que, después de recibir la noticia, nada es igual, ya no es igual ni el sol ni la lluvia, ni son iguales los bebés ni las mamás...todo cambia, es el antes y el después del diagnóstico.
Y, ante este cambio, el ancla es la madre, es la que reacciona, devuelve la serenidad, tranquiliza, es la que busca la información, es la que aprende, es la que enseña.
De golpe y porrazo su rol de madre se ha visto complicado y ella nunca había considerado siquiera esa posibilidad.
Esa madre, dispuesta a ser simplemente madre, ha debido aprender a cumplir tantos roles...médico, enfermera, terapeuta, maestra, al tiempo que cumple su papel de madre. Debe soportar que se desdibuje su rol y que a veces prive lo que no es pertinente al proyecto originario; debe aceptar de buen grado la intromisión de una persona 'de afuera' que le enseña cómo relacionarse con su hijo, que le indique todo...cómo darle de comer, cómo hablarle, cómo cantarle, y además debe acudir animosa al examen semanal en el que deberá rendir cuentas de lo hecho.
Las madres especiales ven a su hijo especial a través de un cristal de tinte distinto...lo aman, lo miman, lo protegen, lo cuidan y lo evalúan constantemente...quizás sólo lo miren como hijo cuando esté dormido y cuando no tengan que ver si saca la lengua o se sienta con las piernas abiertas o se le desvía un ojo...
Las madres especiales también se ven presionadas por el entorno, se sienten siempre en situación de examen; van por la calle escudriñando la expresión de los caminantes, van a la guardería atemorizadas por un posible informe negativo de la maestra, van de compras pretendiendo que su hijo sea un modelo de cualidades porque sienten que eso les exige la sociedad; van, temerosas, ante las docentes y terapeutas a preguntar el por qué de una metodología o de un objetivo cuando, si fuese un niño común, directamente cuestionarían el tema y lo llevarían ante una reunión de padres de clase...pero allí son las únicas, están solas y no se animan a plantear un tema como ése a los demás...
Los demás miran los logros de sus hijos con asombro y se lo hacen saber en forma de 'elogio simpático' y ellas siguen sufriendo en soledad porque les marcan las diferencias y no las similitudes. No falta quien, ante el niño especial en una fiesta infantil, pregunten si toma Coca Cola y hay que tener mucha presencia de ánimo para responder 'si hay, sí; si no, zumo por favor'...Y cuando la madre va a buscar al niño, no faltará la abuela que le comente 'viera lo bien que jugó y cómo se reía con el payaso' y la madre hará de tripas corazón y asentirá con una sonrisa...
Las madres especiales tienen el privilegio de conocer momentos de profunda felicidad y satisfacción que las madres comunes, a veces, no saben apreciar...cada logro, cada progreso serán motivo de una alegría sin par y les darán fuerzas para seguir adelante, poniendo una canción en su corazón que perdurará en los momentos de desaliento.
Las madres especiales trabajan y reeducan a tiempo completo...no lo deberían hacer, pero es tal el ansia de ver bien a sus hijos, de alcanzar las metas deseadas, que no cejan y siempre incorporan lo pedagógico en las circunstancias más informales.Cuando discuten una alternativa de tratamiento y plantean que no están conformes con la misma, deberán soportar que algunos las miren con suficiencia como planteando que 'aún no han asumido la realidad del diagnóstico' y ellas deberán retirarse, sumisas, salvo algunas que son las que 'rompieron las cadenas', sabiendo en su fuero íntimo que tienen razón por tener aspiraciones para sus hijos y debiendo conformarse con lo que 'graciosamente les conceden'.
Las madres especiales parecen ser madres de ciudadanos de segunda, y se espera que agradezcan cualquier concesión y a veces, si no han recibido la ayuda oportuna, caminan por la vida como pidiendo disculpas por lo ocurrido Y PIDIENDO QUE LA LEY SE CUMPLA.
Soportando también la ignorancia de la sociedad en todos los ámbitos...Lo terrible es que las madres especiales tienen días de veinticuatro horas como el resto de las madres y en ese lapso deberán atender a todo lo estrictamente pertinente a su rol, también a lo terapéutico y, por si esto fuera poco, deberán sobreponerse a los obstáculos, superar los prejuicios, enseñar con el ejemplo y tener una paciencia de santas.
aaay q lindo,si me das permiso m gustaria tomar prestado algunos fragmentos,es hermoso y hay mucha verdad.
ResponderEliminarEspero que todo este mas tranqui por sus vidas,que Facu este mas tranqui.
cariños
Caro:
ResponderEliminarLo conocia, pero nunca nunca me cansare de leerlo.
Gracias por compartirlo.
Un beso grande para Facu y otro para vos.
Cariños,
Rosio
MAMI DE CAMI:gracias a dios facu está más tranqui y de la cartita llevate lo que quieras, besossssssssssss
ResponderEliminarROSIO:la verdad que si yo tampoco me canso de leerlo, gracias por pasar, besossssssss
Hola Caro te he dejado florecitas en mi blog. UN abrazo.
ResponderEliminarHermoso post. Pasaba por aqui para saludarlos y decirles que aunque no entre tan amenudo como antes, siempre los recuerdo con cariño.
ResponderEliminarBesos a tu principe.
Linda carta. Soy JoAnna, 39 años, de Lima, Perú. Mamá de dos bellos, Esteban de 4 y Matías a punto de cumplir 3 y diagnosticado desde su nacimiento con Trisomía del cromosoma 13 al 4% (mosaicismo). Gracias por tu carta. Me da fuerzas, ganas de salir adelante. Me siento plenamente identificada. Gracias mil.
ResponderEliminarlos invito a mi pagina para familias especiales,donde encontras chat,convivencia,reflexiones y sobre todo calidez humana los espero. www.concorazonfausto.com
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